lunes, 21 de febrero de 2011

Obdulio Varela


Supongo que para la gran mayoría del público, este “mitiquísimo del fútbol” os suena bastante desconocido, sí os sonará el Maracanazo, aquella final del mundial de 1950 donde los anfitriones (Brasil), sucumbían contra todo pronóstico ante Uruguay, pues bien, nuestro protagonista de hoy era el capitán de la selección charrúa.

Obdulio Jacinto Muiños Varela (Paysandú, Uruguay, 20 de septiembre de 1917 - 2 de agosto de 1996) fue un futbolista uruguayo apodado el Negro Jefe. Popularmente fue conocido por su apellido materno, Varela.

Se crió en un barrio de personas económicamente humildes y apenas si fue algunos pocos años a la escuela primaria. Era un chico asmático e hijo de padres separados.



Desarrolló la mayor parte de su carrera profesional en el Peñarol, donde jugó 12 años como profesional, de todos modos, si por algo es recordado, es por su participación con Uruguay en el Mundial de 1950; cabe destacar que mientras vistió la camiseta charrúa en un Mundial, Uruguay nunca cayó derrotada.

En el Mundial de 1950, el ‘cinco de Uruguay’ levantó el ánimo a sus compañeros cuando vio que éstos se acongojaban en el túnel de vestuarios ante el ruido ensordecedor de los 203.850 espectadores que animaban sin parar a Brasil en Maracaná, era el día de la gran final. “No piensen en toda esa gente, no miren para arriba, el partido se juega abajo y si ganamos no va a pasar nada, nunca pasó nada. Los de afuera son de palo y en el campo seremos once para once. El partido se gana con los huevos en la punta de los botines", les dijo a sus compañeros.

Brasil se adelantó al poco de comenzar la segunda parte, Obdulio Varela, cogió el balón en la portería y comenzó a protestar un fuera de juego que él mismo sabía que era inexistente, él mismo nos contaba la historia: "¿La verdad? Yo había visto al juez de línea levantando la bandera. Claro, el hombre la bajó enseguida, no fuera que lo mataran… me insultaba el estadio entero, obviamente buscaba la demora del juego, pero no tuve temor... ¡Si me banqué aquellas luchas en canchas sin alambrado, de matar o morir, me iba a asustar allí, que tenía todas las garantías! Sabía lo que estaba haciendo", me di cuenta que si no enfriábamos el juego, si no lo aquietábamos, esa máquina de jugar al fútbol (Brasil) nos iba a demoler. Lo que hice fue demorar la reanudación del juego, nada más. Esos tigres nos comían si les servíamos el bocado muy rápido". Además, se daba la circunstancia de que los árbitros designados para ese partido eran ingleses, y Obsulio Varela solo conocía el español, con lo que la situación, era de lo más absurda.

Prosigue contando que “mientras hablaba varios jugadores contrarios me insultaban, muy nerviosos, mientras las tribunas bramaban. Esa actitud de los adversarios me hizo abrir los ojos, tenían miedo de nosotros. Entonces, siempre con la pelota entre mi brazo y mi cuerpo, me fui hacia el centro del campo. Luego vi a los rivales que estaban pálidos e inseguros y les dije a mis compañeros que éstos no nos podían ganar nunca, nuestros nervios se los habíamos pasado a ellos. El resto fue lo más fácil”.

En efecto, Uruguay remontó el partido, Jules Rimet, el presidente de la FIFA en aquel entonces, que debía entregar la copa al capitán del equipo vencedor, se había retirado unos minutos antes de la finalización del partido a los bajos del estadio, para preparar el discurso, cuando finalizó el partido y salió al campo, se encontró a Obdulio Varela, no había ni rastro de los brasileños; el presidente de la FIFA no sabía qué hacer, fue Obdulio Varela quién caminó hacia él y casi arrebató el trofeo de las manos del dirigente, Jules Rimet, estaba tan confundido que olvidó su discurso. 

Tras la victoria en el mundial, los jugadores recibieron una prima por el gran logro, nuestro protagonista de hoy se compró un Ford con el premio, se lo robaron a la semana siguiente.

Se retiró en el año 1955 para dedicarse a su muy querida esposa, a sus seres queridos. El mayor espacio de su vida era para su familia y sus amigos más cercanos. Durante el resto de su vida fue muy requerido por la prensa, la escrita, radial y luego también la televisiva. Casi siempre rehusó a la misma. En las varias décadas que siguieron a su retiro, en muy pocas ocasiones se pudo conversar con él para algún reportaje.Aunque parezca increíble, uno de los deportistas uruguayos más importantes del siglo XX falleció en la pobreza en 1996. El gobierno uruguayo se encargó de todos los gastos de su muerte pero llegó tarde para brindarle el homenaje que Obdulio Varela se merecía.

3 comentarios:

  1. Es una pena que un gran deportista termine sus días en la pobreza, por desgracia hay muchos casos.

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  2. La anécdota del Ford ha sido un puntazo...eres una fuente inagotable de información!

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  3. bueno, es que me hizo gracia, que Obdulio y yo tengamos algo en común, a ambos nos robaron un Ford.

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