Esta semana en nuestra sección miscelánea nos acercamos al mundo del ciclismo, que está de actualidad en España después de que Alberto Contador haya conquistado el Giro de Italia de esta edición, él es sin duda uno de los más grandes de este deporte (pese a su juventud), os vamos a conocer al primer español en ganar la que para muchos es la competición más importante del calendario, el Tour de Francia, con todos vosotros Federico Martín Bahamontes.
Federico Martín Bahamontes nació en Santo Domingo (Toledo) en 1928. Es apodado El Águila de Toledo y, curiosamente su nombre real no es Federico, si no que se llama Alejandro, su familia lo llama Federico desde pequeño, es (a mi modo de ver) bastante curioso. Hay que aclarar que es conocido por su apellido materno, Bahamontes, ya que Martín no es nombre, si no su primer apellido.
Como consuelo de una enfermedad que padeció Bahamontes, su padre le regaló una bicicleta, ésta además, le fue de gran utilidad para trasladar fruta de un lado a otro, poder venderla y obtener algún dinerillo.
A los diecisiete años, Bahamontes comenzó a trabajar como carpintero sin mucha suerte, dentro del deporte se aficionó por la práctica del fútbol.
En Toledo, había una cuesta muy empinada que se hacía notar. Se la conocía como Cristo de la Luz. Allí desafió a sus amigos y allí se vislumbró su facilidad sobre los pedales.
Su aparición en el profesionalismo, la realiza en la Vuelta a Asturias en 1954, pagando de su bolsillo la inscripción y presentándose a la prueba trasladándose en bicicleta a las tierras del norte, recorriendo 700 kilómetros en 3 días para poder participar en aquella competición. Lo hizo con otros animosos compañeros.
En 1957, Bahamontes era ya una leyenda. Aún se hablaba de su helado en la cima de la Romeyére. Subió el primero y allí, lamiendo un polo, esperó al resto. No por arrogancia, que le sobraba, sino por no bajar solo.
En 1959, su mejor año en lo deportivo, acudió al Tour de Francia tras solicitar y conseguir que no participase el español Loroñe, un ciclista bilbaíno con el que había llegado a las manos un par de años antes. En esa edición de la ronda gala tuvo un rendimiento excepcional, ganó el Tour y tras llegar a meta dijo "Federico ya no es un loco".
Tuvo otros grandes resultados como el 2º puesto de 1963 o el 3º en 1964, aunque siempre le quedó la espinita de no haber ganado nunca una Vuelta a España, tan sólo pudo ser 2º en 1957.
Galdeano, uno de sus gregarios, le recuerda así en el magnífico libro 'Locos por el Tour': "Bahamontes es un tío que como se escape alguien al que le tiene manía... salta, se va por los llanos a por él. Gana la montaña y se crece. Y luego pierde media hora en el llano, y echa la culpa a los del equipo". Un genio alocado.
Siempre ganaba el premio de la montaña, de hecho ganó 6 veces la clasificación de la montaña en el Tour de Francia, un récord vigente hasta que Richard Virenque se lo arrebató en 2004.
En 1954, siendo todavía un desconocido para el gran público, se dio un acontecimiento bastante curioso y divertido: en el puerto de La Romeyre, Bahamontes va acompañado de 3 ciclistas, en los primeros kilómetros de la subida, el coche de la selección suiza llega hacia su ciclista para decirle que no releve, y en ese momento saltan unas piedrecitas de la calzada que van a parar a la rueda de Bahamontes rompíendole varios radios de una de sus ruedas. Para que no le rozase, Fede destensó el freno de esa rueda para poder seguir hasta la cima, y les dió los 2 habituales hachazos con los que reventaba a sus rivales, uno para probar como van las fuerzas y el otro el definitivo, para marcharse en solitario. Coronó tranquilamente con un par de minutos de ventaja. Pero así no se podía bajar, y le tocó esperar en la cima. Y a Bahamontes no se le ocurrió otra cosa que acercarse a un puesto cercano e indicarle al vendedor mediante gestos (no tenía ni idea de francés) que quería un helado de vainilla de 2 bolas, así permaneció esperando a los coches de apoyo. Cuando llegaron... allí estaba él, lamiendo su helado en medio del Tour de Francia, la prensa lo fotografió de esa guisa, daba la impresión de que se tomase la carrera a cachondeo, en ese momento dejó de ser un desconocido.
Tras su retirada montó una tienda de material deportivo en Toledo.
Bahamontes es director de la Vuelta Ciclista a Toledo desde hace más de 40 años. Además, apadrina actualmente al Club Ciclista de Navalcarnero.
En 1992, año olímpico, fue uno de los portadores de la antorcha olímpica de los JJ.OO. de Barcelona'92.
En el 50º aniversario de su victoria en el Tour de Francia (en 2009) fue homenajeado por la organización al inicio de la 6ª etapa (Gerona-Barcelona), celebrada el día que cumplía 81 años.
Esta es la historia de uno de los mejores escaldores de todos lo tiempos (de hecho el mejor de todos para algunos), un hombre excéntrico, al final y al cabo todos los genios lo son.
Preguntas: ¿qué opinariais si hoy en día un ciclista profesional espera al resto tomándose un helado en la cima de un puerto de alta montaña? sería un cachondeo total!!
Como siempre digo, espero os haya gustado y se agradecen (y mucho) los comentarios, si conoceis algún detalle más sobre la temática del artículo podeis comentarlo, os animo a participar en La Mazeta Deportiva, un saludo a todos.
Me gustó mucho la entrada ya que se poco de ciclismo, y sobre todo de ciclistas extranjeros.
ResponderEliminarÉxitos, te espero en mi blog.
Muy buen articulo y excepcional deportista, está claro que los genios tienen sus cosillas. Gracias Juan
ResponderEliminarQué crack Bahamontes.
ResponderEliminarSólo un apunte, no sé si es una leyenda urbana, pero la versión que yo manejaba sobre por qué le llamaban Federico fue porqueven una de sus primeras carreras se le cayó la gorra, y necesitándo otra para cubrirse del sol le dejaron otra que ponía el nombre de Federico. Como por aquel entonces era aún un desconocido y coincidió que en aquella etapa destacó, la gente empezó a alabar a Federico (que era en realidad Alejandor Martíon Bahamontes) y al final terminó quedándosele ese nombre en el mundillo.
Un saludo
Si, desde luego es falso. Se llama Federico por su tío que se empeño que se llamará como él, pero su padre lo registró como Alejandro Federico...quitaron el segundo nombre en la documentación por ser largo y quedó el primero. Pero su nombre es Alejandro por capricho de su padre y Federico por el de su tío.
EliminarUn saludo:
Victoria S.M
Vamos por partes:
ResponderEliminarpunto nº1 dices al inicio del artículo que se trasladó con sus padres a...¡no pones a donde!!
punto nº2 quiero ver la imagen de este hombre comiendose el helado jeje
Y punto nº3 mejor no caerle mal...si no te vetaba
Conclusión estupendo artículo muy entretenido gracias Juan!